Es común que muchos dueños de gatos se enfrenten a un comportamiento que parece desconcertante cuando sus gatos comienzan a rasgar el sofá o muebles del hogar de manera repetitiva. Aunque puede resultar molesto y ocasionar dañor en la decoración, este hábito no responde a simples travesuras, ya que detrás de esta conducta hay razones naturales e instintivas que forman parte del comportamiento felino. Comprender las motivaciones de nuestro gato es necesario para encontrar soluciones adecuadas sin perjudicar su bienestar, pues forzar al gato a dejar de rasgar de forma incorrecta puede generar estrés y problemas más profundos, afectando su comportamiento general.

Los gatos son animales bastante territoriales, usan sus uñas para expresar distintos impulsos y necesidades que incluyen marcar territorio, mantener sus garras en buen estado, así como liberar tensión regularmente. Si bien los muebles suelen ser el blanco perfecto debido a su textura y ubicación en zonas transitadas, existen maneras de gestionar esta conducta sin conflictos. En este artículo, vamos a analizar las principales razones por las que tu gato rasga el sofá y ofreceremos algunas estrategias prácticas para redirigir este hábito hacia comportamientos más apropiados.

Marcar territorio mediante feromonas

Como se mencionó anteriormente, los gatos son animales muy territoriales, por lo que rasgar superficies es una de las formas que utilizan para marcar su territorio, pues a través de las glándulas presentes en sus patas, liberan feromonas que indican su presencia en un espacio. Para ellos, el sofá no es solo un mueble, ya que al tratarse de un lugar frecuentemente utilizado por los humanos, tiene un valor simbólico importante, y rasgarlo reafirma su dominio en la zona.

Además, las marcas visuales que dejan al rascar cumplen una función adicional, especialmente en hogares con varios animales, puesto que estas señales actúan como avisos visibles para otros animales, indicando que el lugar ya ha sido reclamado. Si no se proporcionan alternativas adecuadas como rascadores, los gatos seguirán eligiendo muebles estratégicos para cumplir esta función territorial.

Afilado y mantenimiento de las uñas

El acto de rascar no solo sirve como un mecanismo de marcaje sino también para el cuidado de las garras, puesto que rasgar superficies les permite deshacerse de la capa externa desgastada de sus uñas, garantizando que crezcan fuertes y afiladas. Este proceso es fundamental para la salud de sus garras, ya que evita que se debiliten o se rompan con facilidad. En la naturaleza, los felinos emplean troncos o superficies rugosas para mantener sus garras en buen estado, y en un entorno doméstico, el sofá puede parecerles la mejor opción disponible.

Proveer alternativas atractivas, como postes rascadores de materiales adecuados, es fundamental para satisfacer esta necesidad. Los rascadores deben colocarse en zonas estratégicas, especialmente cerca de las áreas donde el gato ya suele rascar, para facilitar la transición hacia el uso de superficies más apropiadas.

Liberación de estrés y energía acumulada

Otro motivo por el cual los gatos rasgan los muebles es la ansiedad, así como la necesidad de liberar estrés, pues esta conducta funciona como un mecanismo de alivio emocional en situaciones que puedan generar tensión, como cambios en el entorno o la llegada de nuevos miembros al hogar, ya sean personas u otras mascotas. Además, los gatos que pasan mucho tiempo solos o no tienen suficiente estimulación pueden desarrollar este hábito como una forma de canalizar su energía acumulada.

Jugar con el gato de forma regular y ofrecerle juguetes interactivos contribuye a mantenerlo mentalmente estimulado y reduce la necesidad de recurrir al rascado excesivo. Asimismo, asegurarse de que el entorno del gato sea enriquecido con escondites y superficies donde pueda trepar es una excelente manera de evitar comportamientos destructivos dentro del hogar.

Buscar atención o reforzar un hábito aprendido

En algunos casos, el rascado del sofá puede convertirse en una forma de llamar la atención de sus dueños, ya que los gatos son animales muy observadores y pueden asociar ciertas conductas con la obtención de respuesta por parte de las personas. Si cada vez que el gato rasga el sofá, recibe algún tipo de interacción, aunque sea una reprimenda, es posible que empiece a repetir esta acción buscando atención, incluso si la respuesta es negativa.

Para romper con este ciclo, es recomendable ignorar estos comportamientos y reforzar de manera positiva el uso de rascadores u otros objetos permitidos. Por ejemplo, cada vez que el gato use el rascador, ofrecerle una recompensa o caricia puede motivarlo a continuar utilizando las superficies adecuadas y alejarse totalmente de los muebles que hay dentro de casa.

Textura y ubicación como clave de la preferencia felina

La textura del sofá también puede ser un factor determinante en la elección del gato, pues a los felinos les atraen superficies que ofrecen cierta resistencia, como tapizados de tela gruesa o cuero, ya que estos materiales generan una sensación placentera al rasgar. Además, los muebles suelen estar ubicados en zonas de alto tránsito dentro del hogar, lo que los convierte en lugares estratégicos para los gatos que desean dejar su marca en sitios visibles para todos los habitantes.

Para reducir el interés del gato por el sofá, se pueden utilizar productos repelentes específicos o colocar fundas protectoras. Otra opción es cubrir temporalmente las zonas más afectadas con materiales que los gatos encuentran poco atractivos, como cinta adhesiva de doble cara. Paralelamente, es importante ofrecer alternativas con texturas similares a las que el gato prefiera, garantizando que tenga opciones atractivas para satisfacer sus necesidades.

Estrategias prácticas para corregir el comportamiento

Si bien es posible redirigir el hábito de rasgar el sofá, es necesario hacerlo con paciencia y constancia. Lo primero es identificar los patrones de comportamiento del gato: Observar en qué momentos y bajo qué circunstancias tiende a rascar más. De esta manera, se podrán aplicar las estrategias correctivas en el momento adecuado.

Colocar rascadores cerca del sofá o utilizar feromonas sintéticas para atraer al gato hacia estas superficies son tácticas efectivas. Además, reforzar el uso de los rascadores mediante recompensas ayuda a establecer un comportamiento positivo. En algunos casos, puede ser útil limitar el acceso del gato a las zonas más afectadas mientras se trabaja en modificar su hábito, aunque siempre ofreciendo alternativas en otras áreas del hogar.